Estoy nerviosa, me acerco a un cruce de caminos y no se por donde irán mis pasos.
Hubo un tiempo en el que evitaba estos quiasmas. Echaba a andar por el camino grande o, si podía bordeaba cualquier intersección. Con el tiempo aprendí que tarde o temprano se debe optar por un camino y, aun que me aterra, entro directa... al medio de las cuatro esquinas.
Se que en una está mi destino.
La vida tiene estas cosas; te suelta sin plano ni brújula y ahí te las apañes como puedas.
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