fecundando en campo estéril
con siembras de cariño.
Y grávida me siento,
hinchada de ternura,
creciéndome por dentro
este amor que te tengo.
Extraños caminos nos cruzaron
en quiasma de dolor,
dando un quiebro a la vida.
Yo, desierto seco negando al amor,
tú, duelo inmenso negando hasta dios.
Susurro tu nombre como un sortilegio
que esboza una nana
y me noto medrar esas ganas
de fundirme en tus besos.
Mientras, vivo el descuento,
esperando el momento
de parir este amor que da forma a estos versos
Rescatado de mi blog en ya.com
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