jueves, 31 de agosto de 2006

ENTRE EL CIELO Y EL SUELO


Un corazón perpejo, un estómago encogido y muchas dudas.

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jueves, 17 de agosto de 2006

A PEQUEÑOS SORBOS


Me tumbé en la arena refunfuñando. Las redondeces donde antes había suaves rectas me habían puesto de mala leche. Oía a los chiquillos trajinando en la orilla, las marujas despellejaban a sus vecinos sin miramientos ni pudor, un par de pijas-osea planeaban su supernoche y yo, en mi toalla, decidí tener un pensamiento filosófico y mandar a tomar por saco a la línea y a las curvas de paso.
Sentía el sol en mi espalda como el abrazo de un amante y poco a poco entré en ese estado de no sueño-no vigilia.
Cuando abrí de nuevo los ojos solo se escuchaban el romper de las olas y a un grupo de gaviotas enredando en el agua. La playa estaba desierta o eso me pareció. Ni rastro de las mil sombrillas, las esterillas, los turistas ni de las neveras llenas de tuppers con tortilla de patatas y tinto de verano.
-Vamos a ver, ¿había pasado un tsunami y me había muerto sin darme cuenta?- Es lo primero que pensé. El sol estaba más o menos en el mismo lugar, luego no había transcurrido mucho tiempo. Me vestí a trompicones, en un estado de ansiedad que crecía por momentos. Hasta que la vi.
Detrás de mí, a unos metros de distancia, había una niña pequeña sentada en una silla cara al mar. Al acercarme me di cuenta de que no era una niña, sino una mujer en una silla enorme. Sonreía con la mirada perdida en el agua. Su cara, toda ella, reflejaba una paz que yo no recordaba sentir en mucho, mucho tiempo. De su cuerpo salían palabras.
-Señora, se le están cayendo las letras.- No bien dije esto me sentí estúpida. Pero cómo era posible. Indudablemente o me había muerto o estaba soñando.
La joven me miró tranquilamente.-Lo se, lo se- me dijo- estoy limpiándome de frustraciones. Se acumulan tantas que no dejan espacio para la alegría; ni siquiera en pequeños sorbos.
-Y no es que beba mucho- puntualizó- pero de vez en cuando apetece un chupito de felicidad, ¿no crees?
La miré perpleja sin saber que contestar. La mujer hizo una mueca extraña y se le escapó un pequeño eructo tras el cual apareció la palabra Amor.
-Lo siento- se disculpó- es que últimamente no se me dan muy bien las relaciones y esta palabra se me había atragantado un poco.
La miré en silencio. No tenía claro si era real o estaba teniendo alucinaciones por una insolación y para ser sincera, tampoco me importaba.
-Cuando acabes- le pregunté- ¿me prestarías la silla un ratito?



Después de mis no vacaciones… (vacaciones a medias) Vuelvo a mi estado natural, es decir, a que se me vaya la pinza.
Alguien me preguntó sobre el modo en que surgen mis relatos. Yo le contesté; Dame una imagen y yo pongo la historia.



25 de Agosto
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jueves, 3 de agosto de 2006

MIRATE


Lo que no das, es lo preciso;
lo que no cuentas, me habla de ti.
Lo que no haces, pesa igual que tu obra;
y tus palabras, por ligeras, escapan a los silencios que narran tu vida.



En negativoA veces las omisiones, lo que no hacemos o no decimos determinan nuestro destino más allá de nuestros propios actos.
No tengo ganas de escribir.
Me da miedo leer lo que pasa en el mundo.
No quiero escuchar más vacios.

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