viernes, 31 de diciembre de 2004

MI ÚLTIMO PENSAMIENTO

Lo primero y ante todo … GRACIAS.

“En casi todo el mundo, la gente abrió sus corazones y bolsillos para donar millones de dólares para los damnificados del maremoto en Asia, lo que causó esta semana una enorme congestión en las líneas telefónicas y en sitios de Internet.
En muchos casos el conjunto de donaciones individuales ha sobrepasado la de sus propios gobiernos.
31 de diciembre de 2004, 11h14 “



Se acaba el año, un año especialmente duro para mi. Supongo que es normal hacer balance cuando se cierran ciclos y por naturaleza siempre tendemos a resaltar lo malo. Este año me trajo mucho trabajo, tal vez demasiado. Problemas graves de salud en casa que me mantienen en una ansiedad constante. Me trajo la impotencia de no poder o saber ayudar a algunas personas a las que adoro. Una relación atrapada en mil obstáculos. Me llevó a descubrir la maldad, y he de reconocer, que también me enfrentó con mi “lado oscuro”. Me dejó la traición de amigos, el dolor de no entender el porqué.
Pero también me aportó la tranquilidad de tenerles a todos en casa dándome la murga (cuánto la echaré de menos el día que me falten, porque lo cierto es que son mi todo). El respeto y el cariño de mis pacientes, el orgullo de saberme su médico. Me confirmó lo que todo el mundo sabe, que nadie es perfecto y yo menos que nadie. Que fallo y tengo mis mediocridades y miserias como cualquiera. Afianzó el cariño de esas amistades verdaderas, sepa o no cuidarlas. Y me regaló una nueva persona que me aprecia simplemente porque existo ( Mercé, mil gracias por todo). Y él continúa queriéndome a pesar de que cada día parece el último.

Se acaba el año y si algo me ha enseñado es a no creerme el ombligo del mundo. Que hay cosas mucho más importantes que si tuve un buen o un mal año. Que mis problemas son nada al lado del sufrimiento de miles de personas.
Acabo el año y mi último pensamiento será para ellos precisamente. Por toda esa gente que murió hace unos días en el maremoto. Por todos los que no murieron y sufren el dolor de la ausencia y la soledad del desamparo.

Por eso brindo por todos vosotros ahora, con mis mejores deseos para ese año que estrena en apenas unas horas. Que paséis una feliz noche en compañía de vuestros seres queridos. Al amparo de ese cariño, en la seguridad de nuestras casas.
Brindo ahora porque esta noche, el último brindis será para ellos.

Rescatado de mi blog en ya.com

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