Pero Andrea, una ardilla de 4 añitos hija de mi paciente me trajo un dibujo que hizo sólo para mí. Y me dijo que soy “la más mejor” de sus médicos, por encima de Pablo (su pediatra) que le da gominolas cuando se deja ver la garganta.
Y Sandra empieza a comer, ayer cenó un bocadillo de ternera. Hacía dos meses que sobrevivía a bases de natillas, agua y poco más.
Su tío murió por atragantamiento este verano y ha ido desarrollando una fobia alimentaria. -Poco a poco chiquitina, saldremos de esto , si?- Esa fue mi promesa y su compromiso el ayudarme. Y lo estamos logrando.
Acabé tarde, como siempre. Con mi pensamiento en esa persona que tanto quiero y que lo pasa tan mal estos días. He paseado un poco antes de subir al coche con una sonrisa tonta en la cara. Que sencilla es la vida si uno no se empeña en complicarla.
Tal vez el dibujo de Andrea, o el bocadillo de Sandra; tal vez saber que él también piensa en mi.
Rescatado de mi blog en ya.com
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