Una súplica de alivio buscando en mis palabras un hierro ardiente al que aferrarse.
Que amargas mis lágrimas. Esas, las secas, las que nadie puede saber en mis ojos.
Y no tengo consuelo, ni siquiera respuestas para este enfermo que me afecta.
¿Qué se le dice a un padre , mi padre, cuando te pregunta como médico?
Mi bata pesa.
Mi bata quema.
Mi bata hoy fue mi soga.
Rescatado de mi blog en ya.com
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