CUESTA POCO

En realidad, es gratis.
Si tuviera que definir mi estado de ánimo, por más que me pese debería utilizar el término "distímico". Paso del desánimo absoluto a un positivímismo arrollador con una facilidad tremenda. Pero no, no soy una inestable como pudiera parecer en principio. Muy al contrario, esto es el resultado de una lucha constante a brazo partido con los problemas que me llueven día a día. Nunca retrocedo ante nada, y os juro que ha habido situaciones muy complejas en mi vida que me han dado ganas de mandarlo todo a tomar viento.
Pero simplemente, no se rendirme.
A esto se le añade una tremenda empatía con las personas. Este hecho, siendo médico, me supone casi siempre un problema. Me duele su sufrimiento, que pocas veces tiene que ver con un dolor físico. Al final del día arrastro un baúl lleno de penas, frustraciones y miedos, que empequeñecen mi propio rincón de las miserias.
Me desesperaba la impotencia de no poder, de no saber hacer nada para aliviar tanta angustia. Desde mi bata blanca, con un arsenal de fármacos como única defensa, era una batalla perdida.
Hasta que descubrí que esa misma empatía que me estaba pesando tanto, es una característica común a casi la mayoría de las personas.
Y sonreí. Sonreí y tendí mi mano mientras escuchaba a mis pacientes.
La respuesta fue sorprendente. Seguí sin poder resolver sus problemas, salvo los de salud; sin tener soluciones mágicas que vaciaran en tres comprimidos sus baúles repletos.
Pero durante unos minutos les di una razón para sonreír.
Y esto, que parece tan poco y tan simple, abría una esperanza. Porque no puede haber oscuridad absoluta mientras persista la capacidad de iluminar la mirada con una sonrisa.

Dedicado a Jordi, Mercé, Suss, Txabi, Paloma y Lara/Uada

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Audio: Smile de Barbra Streisand (película Modern Times)

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